R.

Hay algo que me pesa en la marchita y olvidaba conciencia
Que me hace mirar la puerta con esa mirada tan mía
Tan ferviente, tan ardiente, tan condenadora
Como si la profundidad de mis pupilas densas
Fuese a evitar que salieras, que te llevaran...
Ese mismo pecado que me hace celarte así,
A ti te hace voltear hacia mí antes de partir
Oh pero la primavera es tan egoísta...
Se roba en las flores mi capacidad de bella
Y en cambio me ves tan fríac omo el mármol
Tan devastada como un barco bajo el mar
Porque sabe... que jamás volverá del fondo.
El peso de tantos sueños arrancados y fusilados
Se asenta en mi alma frágil, inútil e idiota
no importa que mis letras ya no combinen,
Pues pronto no escribiré más aleteos de colibrí del Sol
El Sol, que era tan brillante como tu dorado cabello,
Ése Sol ya no me quiere, y se va de mi cielo
Francamente ruego a ese dios incomprensible para mí
Que tenga piedad, para perdonar lo de mi conciencia
Y otro poco, muy poco, de clemencia para perdonárte
Por conquistar así un mundo y así destruirlo
Soy benevolente, corazón, pues como bella casualidad
Una de esas que alguna vez fui cuando me adorabas,
Hoy tu karma está en mi siguiente deseo
Y no pienso aceptar la gloria de ese anhelo
Porque prefiero ver yo bajo la mirada de Dios
Tus ojos mientras volteas y he pensado todo aquello.