Boone:
Dime qué pasa. No puedo entenderte, me agobia. Me asesina cada segundo de duda. Y eso es lo que siento. Duda. Hasta el último recoveco de mi mente está alterado. No consigo dormir, como aún menos de lo normal. Me he vuelto a morder las uñas, y pronto comenzaré a lavarme las manos compulsivamente. Me castañean los dientes. Dime qué pasa.
La última vez que vi a mi padre, estábamos en el jardín trasero de su casa. Tirados en el pasto. Dos copas de ron, su favorito.
- ¿Qué opinas de Boone papá?
- Vaya esperaba que no lo preguntaras
- ¿De verdad?
- No en realidad. Ya me lo temía
- Entonces vayamos al grano
- No hay grano del asunto. No lo entiendo, es todo. Procuro no pensar en cosas que no comprendo. No soy de gran imaginación, lo sabes.
- Lo sé. No puedo sacármelo de la mente papá. Lo amo, eso lo sabes tú.
- Hija yo lo supe desde el momento en que dejaste de comer, dejaste de dormir y dejaste de ir a la iglesia.
- ¿Dices que me corrompió?
- Digo lo que vi. No lo conocía, pero supe lo que había hecho.
- Y ¿qué es eso, precisamente?
- Sólo… prométeme que tendrás cuidado.
- Pá…
- Prométemelo. Es un tipo raro.
Lo prometí Boone, a mi padre. Se lo prometí. Y no he tenido verdadero sentido de precaución hasta ahora. Dímelo. Dime qué carajos pasa.
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